¿Te has puesto a pensar en esas pequeñas palabras que a menudo sueltas en medio de una conversación? Palabras como «oh», «mm-hmm » y «¿eh?», pueden parecer insignificantes, pero en realidad son herramientas fundamentales que mantienen el flujo de nuestras charlas. Durante mucho tiempo, los lingüistas las desestimaron como ruido innecesario, pero la verdad es que desempeñan un papel crucial en la comunicación.
Recientemente, algunos estudios han revelado que estas interjecciones funcionan como señales de tráfico en el camino del diálogo. Marcan pausas, indican que uno está prestando atención o, incluso, que hay una falta de comprensión que necesita ser abordada. Mark Dingemanse, un lingüista de la Universidad Radboud en los Países Bajos, afirma que estas palabras son esenciales para el lenguaje humano y, curiosamente, son uno de los aspectos más desafiantes para que la inteligencia artificial domine.
El poder de los pequeños sonidos
A lo largo de la historia, el estudio del lenguaje se ha centrado mayormente en la escritura, pero la disponibilidad de grabaciones de conversaciones ha permitido a los investigadores explorar el habla de manera más profunda. Al hacerlo, se han dado cuenta de que las interjecciones son una parte omnipresente del discurso cotidiano. Según Dingemanse, una de cada siete expresiones que se emiten son interjecciones, lo que significa que aparecen cada 12 segundos en promedio. Esto sugiere que realmente las necesitamos.
Las interjecciones tienen la capacidad de regular el diálogo. Por ejemplo, cuando alguien dice «oh», está indicando que necesita un momento para pensar, mientras que un «¿eh?», de la otra persona, puede señalar que no se entendió algo y que la comunicación debe corregirse. Un estudio en 31 idiomas mostró que todas las lenguas utilizan una sílaba corta similar a «¿eh?», como señal de reparación.
Además, las interjecciones también sirven como continuadores, como el famoso «mm-hmm», que indica que el oyente está interesado y desea que el hablante continúe. En el caso de los lenguajes de señas, los continuadores pueden expresarse de manera diferente, pero siguen siendo fundamentales para mantener la fluidez de la conversación.
Dingemanse comparte que el uso adecuado de estas interjecciones puede afectar la calidad de las historias que se cuentan. En un experimento clásico, los oyentes que no proporcionaron señales de que estaban escuchando resultaron en relatos menos elaborados. Esto prueba que estas pequeñas palabras son más significativas de lo que parecen.
Las interjecciones también ayudan a establecer el contexto y las expectativas en una conversación. Cuando alguien dice «¡Guau!», puede estar indicando que quiere más detalles, mientras que un «¡Ajá!», podría sugerir que ya no necesita más información. Estas sutilezas son esenciales para entender el flujo de la conversación y las intenciones de cada participante.
En resumen, aunque a menudo pasamos por alto las interjecciones, son un componente vital de nuestro lenguaje y comunicación. No solo facilitan las interacciones, sino que también son un reflejo de nuestras relaciones interpersonales y nuestras habilidades para conectar con los demás.