La conservación de las momias egipcias ha sido objeto de estudio durante siglos. Sin embargo, un equipo de arqueólogos ha ido un paso más allá al desarrollar una técnica innovadora para analizar los olores que emanan de estas antiguas reliquias. En un interesante estudio realizado en el Museo Egipcio de El Cairo, se examinaron nueve momias diferentes, descubriendo una variedad de aromas que van desde notas amaderadas y herbales hasta fragancias de incienso y flores.
Este análisis, publicado en el Journal of the American Chemical Society, marca el primer estudio sistemático sobre los olores de las momias de diferentes periodos históricos, incluyendo el Imperio Nuevo y el final del periodo romano. Los investigadores notaron que los olores más suaves y terrosos pertenecen a las momias más recientes, lo que sugiere que el tiempo y las técnicas de conservación han influido en su aroma.
Un viaje olfativo al pasado
Los aromas de las momias no son solo curiosidades; ofrecen pistas sobre los métodos de embalsamamiento y conservación que se emplearon. En el Antiguo Egipto, tener un olor agradable era fundamental en la cultura funeraria, ya que se creía que esto facilitaba el viaje al más allá. Un cuerpo en buen estado de conservación debía desprender aromas que fueran agradables, y no se podía enviar a un faraón al más allá con un hedor desagradable.
Anteriormente, los científicos se centraban en identificar los compuestos químicos usados en el proceso de embalsamamiento, como la mirra o el aceite de cedro. Ahora, el enfoque ha cambiado, y se centra en los olores que han perdurado hasta nuestros días. Para esto, los investigadores utilizaron una técnica similar a la que emplean los perfumistas para capturar aromas de flores raras, sellando los olores en un cartucho que conserva las moléculas para el análisis químico.
Una vez dentro de los sarcófagos, lograron extraer aire y realizar pruebas olfativas que permitieron identificar las notas predominantes de cada momia, de manera similar a como se evalúan los vinos. Los científicos clasificaron los olores en cuatro categorías: los provenientes de los aceites y ceras de embalsamamiento, los aceites vegetales usados por conservadores contemporáneos, los pesticidas utilizados en el pasado y los aromas generados por la degradación microbiana tras la extracción de las momias de sus tumbas.
Entre los aromas descubiertos, algunos se asemejan a una mezcla de cera y cáscara de naranja, mientras que otros podrían derivar de inciensos usados durante los rituales de embalsamamiento. Sin embargo, no siempre fue posible determinar si un olor específico provenía del proceso original de momificación o de intervenciones más recientes en la conservación.
Identificar el olor de una momia no es simplemente una curiosidad académica. Este análisis puede servir como una herramienta eficaz para evaluar el estado de conservación de los cuerpos. Un olor a moho, por ejemplo, puede indicar la necesidad de intervenir antes de que los daños sean visibles.