Ubicada en el suroeste del archipiélago japonés, Yonaguni es una isla que ha capturado la atención de muchos por su ubicación geográfica peculiar. A solo 100 km de Taiwán y a 1,950 km de Tokio, su posición la convierte en un enclave estratégico en medio de tensiones internacionales. Este año, el gobierno japonés ha decidido construir una base militar en la isla, lo que añade un aire de misterio y urgencia a la situación.
Pero lo que realmente fascina a los visitantes es lo que hay bajo el agua. A 25 metros de profundidad, se encuentra el Monumento Yonaguni, una estructura megalítica que data de hace al menos 10,000 años. Descubierta en 1987 por un buzo, esta formación tiene dimensiones impresionantes: 50 metros de largo y 20 metros de alto, con una forma que recuerda a una pirámide rectangular.
¿Creación humana o natural?
La gran interrogante sobre este monumento es su origen. Algunos expertos sugieren que podría ser un remanente de la civilización Jomon, que habitó estas islas hace miles de años. Las imágenes del monumento muestran una serie de ángulos rectos, pasajes y escalones que podrían parecer obra de manos humanas. Sin embargo, hay quienes defienden que se trata de una formación geológica natural, argumentando que las características observadas son simplemente erosiones causadas por el tiempo.
El arqueólogo Carl Feagans sostiene que muchas de las estructuras angulares que parecen escalones son demasiado grandes para haber sido utilizadas por humanos. Según él, las fracturas y canales observados en la roca no son más que las marcas de la actividad tectónica que ha moldeado la isla a lo largo de los años.
Este fenómeno geológico no es inusual en la región, donde la actividad sísmica es constante. Feagans explica que la intensa actividad tectónica ha dado forma a la isla y ha creado estas estructuras submarinas, lo que podría ser una explicación mucho más plausible que la existencia de una civilización perdida.
A pesar de la controversia sobre su origen, Yonaguni se ha convertido en un destino turístico popular. Los visitantes pueden disfrutar de hermosas playas, explorar senderos naturales y, en invierno, nadar con impresionantes tiburones martillo y tiburones ballena. Si bien el Monumento Yonaguni puede no ser la mítica Atlántida, sin duda ofrece oportunidades para hacer fotos memorables y explorar un lugar lleno de historia y misterio.