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La enigmática historia de la Papisa Juana en la Iglesia Católica

22 febrero, 2025

Una mujer disfrazada de hombre que, según la leyenda medieval, llegó a ser Papa por tres años. Su historia desafía las normas de su tiempo y abre un debate sobre el papel de la mujer en la Iglesia.

En el siglo IX, una mujer excepcional se atrevió a desafiar las convenciones de su época. Aprendió griego, latín y se sumergió en el estudio de la filosofía, medicina y teología.

Con el fin de acceder a la carrera eclesiástica, esta talentosa mujer decidió vestirse de hombre y adoptar una identidad masculina, convirtiéndose en un personaje misterioso en la historia de la Iglesia Católica.

Su inteligencia y habilidades la llevaron a ascender rápidamente en el clero, hasta convertirse en Papa, asumiendo el nombre de “Juan el Inglés”. Sin embargo, su reinado de tres años llegó a un abrupto final durante una procesión en Roma, cuando, al intentar montar a su caballo, dio a luz en plena calle. Este inesperado incidente reveló su verdadera identidad y puso fin a la farsa.

¿Quién fue realmente la Papisa Juana?

A pesar de que la historia se sitúa en el siglo IX, los primeros registros que la mencionan aparecen alrededor del siglo XIII, lo que deja claro que la narrativa se ha transmitido a lo largo de los siglos con muchas variaciones. Algunos relatos aseguran que Juana era originaria de Inglaterra, mientras que otros la sitúan en lo que hoy es Alemania. Además, el nombre de “Juana” no es el único que se le atribuye; en algunas versiones aparece como “Agnes” o “Gilberta”.

Lo que todos los relatos coinciden es que ella viajó a Grecia en busca de educación, un privilegio casi inexistente para las mujeres de su tiempo. Desde Atenas, se trasladó a Roma, donde su inteligencia le valió respeto y reconocimiento. Tras la muerte del Papa León IV, fue elegida por unanimidad como su sucesora y gobernó durante un par de años.

La historia de su final es tan variada como su origen: algunas versiones aseguran que murió tras el parto, mientras que otras la describen siendo ejecutada por las autoridades o apedreada por los romanos. Esto la llevó a ser sucedida por el Papa Benedicto III.

La leyenda de la Papisa Juana ganó tanto renombre que su nombre llegó a figurar en algunas listas de papas y fue representada en diversas obras de arte y literatura a lo largo de la Edad Media. Se decía incluso que la Iglesia había tratado de borrar su existencia de los registros históricos tras su muerte.

Las raíces de la leyenda

Hoy en día, muchos historiadores sugieren que la leyenda pudo haber sido creada para desprestigiar al Papa Juan VIII, quien ocupó el cargo a finales del siglo IX. Algunos críticos lo consideraban débil por su acercamiento a los bizantinos, lo que pudo haber llevado a la creación de esta narrativa como un ataque hacia su figura.

Otra teoría sugiere que la leyenda surgió en respuesta a la creciente influencia de las mujeres en la Iglesia durante el siglo IX, inspirada en figuras como Marózia, una noble romana que desempeñó un papel crucial en la elección de varios papas. La historia de Juana podría haber sido utilizada para criticar esta influencia femenina.

A pesar de que el interés por la figura de Juana ha resurgido en diferentes momentos históricos, a partir del siglo XVII, la mayoría de los historiadores y religiosos comenzaron a cuestionar su existencia. Hoy en día, existe un consenso general de que la Papisa Juana nunca existió. Sin embargo, su leyenda sigue siendo un fascinante reflejo de la historia y la sociedad medievales.

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