El cuerpo humano es una máquina asombrosa que requiere un suministro constante de sangre para funcionar adecuadamente. Sin embargo, hay una excepción notable: la córnea. Esta parte del ojo es la única que no está irrigada por vasos sanguíneos. ¿Te imaginas cómo es posible que algo tan esencial para la visión no necesite sangre?
Desde un punto de vista evolutivo, la ausencia de vasos sanguíneos en la córnea es una adaptación crucial. Si hubiera vasos, podrían interferir con nuestra visión. En lugar de recibir sangre, la córnea obtiene el oxígeno y los nutrientes necesarios a través de lágrimas y el humor acuoso, que es un líquido espeso situado entre el cristalino y la córnea. Este proceso se realiza mediante la difusión, donde las partículas se mueven de áreas de alta concentración a áreas de baja concentración.
Cómo se nutre la córnea
Además de las lágrimas, la córnea se nutre a través de las neurotrofinas, que son transmitidas por las fibras nerviosas que la rodean. Este mecanismo garantiza que la córnea se mantenga saludable y funcione correctamente. Sin embargo, es importante tener en cuenta que el uso de lentes de contacto puede afectar la oxigenación de la córnea, un problema que se puede evitar utilizando lentes de hidrogel, que permiten una mejor circulación de oxígeno.
Por otro lado, hay otras partes del cuerpo que tampoco reciben sangre, como el cabello, las uñas, el esmalte dental y las capas más externas de la piel. Estas estructuras están compuestas principalmente de células muertas que ya no tienen actividad metabólica, por lo que no requieren un suministro sanguíneo.