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La trágica historia de Janet Parker, la última víctima de la viruela

4 marzo, 2025

Janet Parker, una fotógrafa británica, se convirtió en la última persona en morir de viruela en un contexto donde la enfermedad ya había sido erradicada. Su historia revela un curioso y oscuro capítulo de la medicina moderna.

En agosto de 1978, la vida de Janet Parker cambiaría para siempre en un día que parecía normal. Trabajando como fotógrafa en la Universidad de Birmingham, jamás imaginó que lo que estaba a punto de suceder la llevaría a convertirse en un nombre en los libros de historia. Pocos días después, fue diagnosticada con viruela, la última persona en el mundo en sucumbir a esta enfermedad en un momento en que ya se creía erradicada.

¿Cómo fue posible que contrajera un virus que había sido extinguido gracias a la vacunación global? La historia de Parker es un recordatorio escalofriante de los peligros que aún acechan en los laboratorios de investigación.

Un diagnóstico inesperado

Janet comenzó a sentirse mal el 11 de agosto, presentando síntomas que inicialmente fueron diagnosticados como varicela. Sin embargo, su estado de salud se deterioró rápidamente. Para el 20 de agosto, había sido ingresada en el hospital con graves síntomas de viruela. El aislamiento fue inmediato: médicos y enfermeras tomaron precauciones extremas, y su familia entró en cuarentena.

La viruela había sido considerada erradicada desde hacía tiempo, tras el último caso conocido en Somalia un año antes. ¿Por qué entonces apareció este caso tan devastador? Parker no solo había contraído viruela, sino una variante especialmente peligrosa conocida como Variola major, que se caracteriza por ser mucho más letal que su contraparte, Variola minor.

El virus había llegado a su sala de trabajo por un accidente en el laboratorio del profesor Henry Bedson, un destacado investigador en el estudio de la viruela. Muestras del virus no se almacenaron adecuadamente y, de forma inexplicable, se filtraron al área donde Parker trabajaba. Esta situación, que se saldó con su muerte el 11 de septiembre de 1978, dejó una estela de tragedia y preguntas sin respuesta.

La historia no terminó con la muerte de Parker. Su madre también fue diagnosticada, pero afortunadamente, sus síntomas fueron leves y se recuperó. Sin embargo, el profesor Bedson, abrumado por la culpa, se suicidó en el mismo mes, dejando una nota de disculpa.

El impacto de la tragedia

El caso de Janet Parker forzó a la Organización Mundial de la Salud a retrasar el anuncio oficial de la erradicación de la viruela, que finalmente se proclamó en 1980. Este evento marcó un hito en la historia de la medicina, siendo la viruela la única enfermedad humana eliminada por la ciencia. La tragedia de Parker llevó a un replanteamiento en la comunidad científica respecto a la manipulación de virus peligrosos.

Las muestras del virus de la viruela fueron destruidas o trasladadas a laboratorios de máxima seguridad en EE. UU. y Rusia, que son los únicos lugares donde aún existen. A pesar de los estrictos protocolos de seguridad, existe un debate continuo sobre la necesidad de destruir las últimas muestras para prevenir cualquier posible resurgimiento de la enfermedad. Sin embargo, mantener estas muestras podría ser crucial para el desarrollo de nuevos tratamientos antivirales.

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