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Kosmilised teleskoobid jälgivad kahe eksoplaneedi muljetavaldavat lagunemist

15 märts, 2025

Esmakords ajaloos on teleskoobid tabanud kaugete planeetide lagunemist, paljastades kosmose saladusi.

En un hallazgo que podría cambiar nuestra comprensión del universo, el Telescopio Espacial James Webb y el satélite TESS han logrado observar directamente la desintegración de dos exoplanetas. Esta es la primera vez que se registra un fenómeno tan espectacular en la astronomía, permitiendo a los científicos ver cómo estos cuerpos celestes están perdiendo sus capas exteriores y arrojando material al espacio.

Uno de los exoplanetas, K2-22b, es un mundo rocoso similar en tamaño a Neptuno. Orbitando tan cerca de su estrella que completa un giro en apenas nueve horas, su superficie se calienta a temperaturas extremas, alcanzando hasta 1826 °C. Este calor intenso vaporiza las rocas, creando una especie de cola similar a la de un cometa, lo que da paso a su descomposición.

Un descubrimiento fascinante

El otro exoplaneta, BD+054868Ab, también se encuentra en un estado crítico y se considera el exoplaneta en evaporación más cercano a la Tierra. Este planeta presenta dos largas colas de partículas rocosas derretidas, lo que lo convierte en un objeto de estudio intrigante para los astrónomos. Estos descubrimientos no solo son fascinantes por su rareza, sino que también ofrecen una mirada a la composición interna de mundos que orbitan estrellas distantes, algo que es difícil de lograr incluso en nuestro propio planeta.

Los investigadores han detectado gases como dióxido de carbono y óxido nítrico en K2-22b, elementos que normalmente se asocian con planetas más fríos, lo que lleva a la hipótesis de que este exoplaneta podría haberse formado más lejos de su estrella antes de ser arrastrado hacia ella por fuerzas gravitacionales.

En el caso de BD+054868Ab, el planeta está perdiendo material a una tasa tan rápida que podría crear una luna cada millón de años. Sin embargo, su tiempo es limitado: en uno o dos millones de años, probablemente dejará de existir. Aunque esto puede sonar como mucho tiempo, es solo un susurro en la vida de un planeta, que puede durar miles de millones de años.

Desafíos para la ciencia

La observación de K2-22b fue posible gracias a la tecnología avanzada del Telescopio Espacial James Webb. Sin embargo, esta misión está en riesgo debido a un posible recorte de presupuesto del 20% que podría afectar severamente el trabajo del telescopio. Esta reducción de fondos no solo amenazaría la continuidad de esta misión pionera, sino que también limitaría la capacidad de los científicos para explorar el cosmos en un momento de creciente interés y demanda.

La misión principal del telescopio está programada para durar 10 años, y aunque podría extenderse hasta 20, los recortes de presupuesto plantean una amenaza significativa para su funcionamiento. La comunidad científica se encuentra en alerta, ya que estos recortes son parte de un patrón más amplio de amenazas a la investigación científica que se intensificó durante el segundo mandato de Donald Trump, ahora exacerbado por nuevas propuestas de recortes bajo la dirección de Elon Musk.

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