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El milagro del Lago Ligustinus resurge tras las inundaciones en Sevilla y Cádiz

25 marzo, 2025

Las recientes lluvias han devuelto temporalmente al paisaje andaluz una antigua bahía que conecta Sevilla y Cádiz, revelando su historia milenaria.

Las lluvias torrenciales que han azotado la región de Sevilla y Cádiz han hecho aflorar un fenómeno geográfico que había permanecido oculto durante milenios. El Lago Ligustinus, una vasta bahía que antaño conectaba estas dos provincias, vuelve a mostrar su rostro gracias a las intensas precipitaciones de los últimos días. Este antiguo accidente geográfico, que alcanzaba los 60 kilómetros de ancho y se adentraba más de 100 kilómetros en el interior, ha sido parcialmente revivido por la naturaleza, mostrando cómo el agua puede recuperar lo que le pertenece.

Durante aproximadamente 6.000 años, el Guadalquivir vertía sus aguas en lo que se conocía como el Golfo Tartésico, zona que actualmente abarca el Bajo Guadalquivir. Este espectacular fenómeno natural nos recuerda que el paisaje de Andalucía ha sido modelado por el agua desde tiempos inmemoriales, cuando el mar cubría lo que hoy es Sevilla.

La transformación del paisaje andaluz

La bahía, que se estrechaba a la altura de Coria del Río y Dos Hermanas, es testigo de un proceso de colmatación que ha llevado milenios. Los sedimentos, arrastrados por el Guadalquivir y las mareas, han creado las marismas que hoy conocemos. Un estudio de la Universidad de Sevilla indica que la sedimentación fue más rápida en el Lago Ligustinus, formando pequeñas islas que con el tiempo se unieron para dar lugar a tierra firme.

A pesar de que este proceso ha sido lento a lo largo de la historia, las recientes inundaciones han resaltado la importancia de estos cambios geológicos. Como señala el experto José Ángel Ríos, “la naturaleza recupera lo que es suyo”. Esta reflexión cobra especial relevancia al observar cómo, bajo las circunstancias meteorológicas actuales, la antigua bahía vuelve a ser parte del paisaje.

Así, cada vez que cae una gota de agua en esta región, se recuerda la historia de un lugar que ha cambiado continuamente, y que, tras las lluvias, nos ofrece un vistazo a su pasado. La naturaleza, en su infinita sabiduría, nos enseña que el agua no solo modela el terreno, sino también nuestra percepción de la historia.

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