En el mundo de la agricultura, el virus de la ondulación de la hoja amarilla del tomate (TYLCV) se ha convertido en un verdadero desafío. Este virus no solo afecta la productividad de las plantaciones de tomate, sino que también se ha vuelto inmune a los tratamientos convencionales. ¿Cómo es posible que un virus logre manipular tanto a su huésped como al insecto que facilita su transmisión?
Un reciente estudio publicado por la Academia de Ciencias Agrícolas de China ha revelado la increíble estrategia que utiliza este virus. Primero, el virus ataca el tomate, alterando su expresión genética y potenciando la actividad de dos genes específicos: TPS3 y TPS7. Como resultado, la planta comienza a producir más beta-mirceno, un compuesto volátil que atrae a las moscas, especialmente a la Bemisia tabaci, conocida como mosca blanca.
El ciclo de infección del virus
Cuando estas moscas se posan en los tomates infectados y se alimentan de ellos, el virus se introduce en su organismo. Pero aquí viene la parte más sorprendente: el virus cambia el comportamiento de las moscas. Inhibe los receptores olfativos en sus antenas, que son los encargados de detectar el beta-mirceno. Esto provoca que las moscas, en lugar de regresar a los tomates infectados, prefieran los tomates sanos.
Este cambio de conducta es crucial, ya que al alimentarse de los tomates sanos, las moscas transmiten el virus a nuevas plantas, repitiendo el ciclo de infección. De esta manera, el virus se propaga de forma eficaz por toda la cosecha, haciendo que su control sea extremadamente complicado.
Este hallazgo no solo es interesante desde un punto de vista biológico, sino que también plantea nuevos retos para la agricultura moderna. Con estrategias de control biológico y una mejor comprensión de cómo funcionan los virus, se podría encontrar una solución a este problema creciente en el cultivo de tomates.