• Français
  • Italiano
  • Eesti
  • Deutsch
  • Polski
  • Slovenčina
  • Svenska
  • Nederlands

La sorprendente forma en que el cerebro recuerda alimentos que causaron intoxicación

4 abril, 2025

Un estudio revela cómo ciertos alimentos pueden quedar grabados en nuestra memoria cerebral debido a una reacción neurológica.

¿Te has preguntado alguna vez por qué evitas ciertos alimentos después de una intoxicación? Imagina esa mayonesa que te hizo sentir mal hace años, o ese sushi que ahora te provoca repulsión. Esta aversión no es un simple capricho, sino una respuesta de nuestro cerebro que se activa para protegernos.

Investigadores han hallado el mecanismo detrás de esta reacción. Un equipo de neurocientíficos de la Universidad de Princeton ha identificado el área del cerebro que marca estos recuerdos, similar a lo que ocurre en casos de trastorno de estrés postraumático.

La conexión entre comida y memoria

Christopher Zimmerman, coautor del estudio, señala que a menudo las experiencias de intoxicación alimentaria se quedan grabadas en nuestra memoria. En un experimento, los científicos exploraron un fenómeno denominado “aprendizaje de un solo golpe”, donde el cerebro recuerda un error de manera duradera. Esto se manifiesta cuando un alimento nos causa malestar, creando un vínculo entre el alimento y la enfermedad.

Cuando un ratón ingiere un alimento contaminado, hay un retraso entre la ingesta y el inicio de los síntomas, conocido como “retraso de la comida al malestar”. Este proceso fue investigado en un entorno de laboratorio donde los roedores fueron expuestos a un nuevo sabor, el jugo de uva.

Los ratones aprendieron rápidamente que al ir a un lugar específico de su jaula, podían obtener más jugo. Sin embargo, tras recibir una inyección que les provocó síntomas similares a los de una intoxicación, dos días después rechazaron el jugo, optando por agua normal. Esta aversión se registró en la amígdala central, una región crucial para el aprendizaje del miedo y la gestión de emociones.

Zimmerman explica que la amígdala se activa en varios momentos del proceso: durante la ingesta, al experimentar malestar y al recordar la experiencia negativa posteriormente. Los investigadores también encontraron que señales de enfermedad en el intestino pueden llegar al cerebro, activando células específicas que recrean la aversión, mostrando así cómo el cerebro conecta la causa y el efecto a pesar del tiempo transcurrido.

Deja el primer comentario