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La sorprendente historia de los gatos paracaidistas en Bornéu y la epidemia de malaria

24 marzo, 2025

En 1960, una isla en Asia recibió un envío muy peculiar que transformó su ecosistema tras una epidemia de malaria.

En una tranquila mañana de marzo de 1960, la isla de Bornéu, situada en el sudeste asiático, se preparaba para recibir un paquete muy especial. Además de suministros esenciales, la Royal Air Force del Reino Unido decidió enviar 23 gatos… ¡en paracaídas!

Este curioso acontecimiento no surgió de la nada. Todo comenzó una década antes, cuando una epidemia de malaria asoló la región, llevando a las autoridades a implementar un plan drástico que incluía la fumigación con pesticidas. Se trataba de una medida recomendada por la recién creada Organización Mundial de la Salud para combatir a los mosquitos que propagaban la enfermedad. La estrategia parecía efectiva: la población de mosquitos infectados se redujo drásticamente de un 35,6% a un 1,6% entre 1953 y 1955.

Un efecto dominó en el ecosistema

Sin embargo, el éxito inicial pronto se convirtió en una pesadilla. Los pesticidas no solo afectaron a los mosquitos, sino que también envenenaron a otros insectos, como las cucarachas. Estos se volvieron presas fáciles para las lagartijas, que a su vez se convirtieron en víctimas del envenenamiento acumulativo a través de la biomagnificación. Al morir los gatos, los ratones y otras plagas comenzaron a proliferar, creando un problema de higiene y salud pública.

La situación se tornó desesperante. Con la caída de los gatos, la población de ratas aumentó, y las longhouses, las típicas viviendas comunitarias de la región, comenzaron a sufrir daños en los techos, ya que las orugas, a falta de depredadores, se multiplicaron y empezaron a devorar la paja de los tejados.

Ante tal crisis, el Imperio Británico tuvo que actuar. El 17 de marzo de 1960, los 23 gatos fueron lanzados desde un avión a 122 metros de altura, aterrizando en cestas. Sorprendentemente, todos sobrevivieron. Un mes después, el gobierno local proclamó que ya no había problemas con los roedores.

Este insólito episodio se ha convertido en un clásico entre los estudiosos de ecología, ilustrando cómo las intervenciones humanas pueden tener consecuencias inesperadas y a menudo desastrosas. La historia de los gatos paracaidistas es solo un ejemplo de los muchos errores cometidos al tratar de controlar los ecosistemas de manera artificial.

No obstante, Bornéu no fue el primer lugar donde la Royal Air Force utilizó gatos para combatir plagas. En 1953, se realizó un lanzamiento similar en Malasia, lo que refuerza la idea de que, a veces, las soluciones más inusuales son las que se implementan en situaciones críticas.

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