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Un hombre vive 105 días con un corazón de titanio antes de su trasplante

24 marzo, 2025

Por primera vez en la historia, un paciente ha dejado el hospital con un corazón de titanio, mejorando su salud mientras esperaba un trasplante.

Imagina salir del hospital sin un corazón humano y, sin embargo, seguir vivo y con una calidad de vida aceptable. Esto fue lo que le ocurrió a un paciente australiano, quien durante más de 100 días vivió con un corazón de titanio llamado BiVACOR, mientras esperaba un donante compatible para un trasplante. Este innovador dispositivo no solo le permitió continuar con su rutina diaria, sino que también reportó mejoras en su salud.

La historia de este avance comienza en 2001, cuando el ingeniero biomédico Daniel Timms se embarcó en el desarrollo de un corazón artificial tras la experiencia personal de su padre, quien sufrió un ataque cardíaco ese mismo año. Timms, motivado por el deseo de salvarlo, utilizó tubos y válvulas de ferretería para crear un prototipo que, tras 25 años de perfeccionamiento, se convirtió en el BiVACOR.

Un diseño innovador y funcional

El BiVACOR funciona de manera sencilla gracias a su única parte móvil: un rotor de levitación magnética que gira entre dos cámaras sin contacto directo, eliminando el riesgo de corrosión o fallos mecánicos. Este diseño no solo reduce el riesgo de coágulos, sino que también permite ajustar el pulso según la actividad física del paciente. Esta adaptabilidad es un gran avance en comparación con otros corazones artificiales.

Los primeros ensayos clínicos se realizaron el año pasado con cinco pacientes, quienes utilizaron el BiVACOR en el hospital durante seis semanas. Sin embargo, el caso del paciente anónimo que vivió con él durante 105 días es una verdadera hazaña, ya que parte de ese tiempo lo pasó en casa, lo que demuestra el potencial de este dispositivo.

El BiVACOR tiene un peso similar al de un corazón humano y es lo suficientemente compacto como para caber en el pecho de personas de distintas edades. En la actualidad, funciona con una batería externa que debe recargarse cada noche, pero Timms trabaja en un futuro donde se eliminen las baterías externas, buscando una solución más práctica.

La historia de Daniel Timms es también una historia de pérdida; su padre falleció antes de que el BiVACOR pudiera ser una opción viable. La insuficiencia cardíaca es un problema global que afecta a más de 64 millones de personas, lo que hace que innovaciones como esta sean cruciales para salvar vidas en el futuro.

A pesar de los logros, el BiVACOR todavía necesita más pruebas antes de estar disponible para el público general. Su diseño está destinado principalmente como una solución temporal, aunque los investigadores tienen la esperanza de que algún día se convierta en una opción permanente para quienes sufren de enfermedades cardíacas.

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