El 27 de marzo de 2025, la Agencia Espacial Europea (ESA) envió su última orden a la sonda Gaia: desactivar sus sistemas y disfrutar de su jubilación en la órbita del Sol. Este fue el final de una travesía de más de una década que ha aportado datos valiosos a la astronomía.
Lanzada en diciembre de 2013, Gaia fue diseñada para cartografiar el espacio con una precisión sin precedentes, mapeando la posición, distancia y movimiento de miles de millones de objetos celestes. En total, la nave ha catalogado información de dos mil millones de cuerpos astronómicos, creando así el mapa más detallado de nuestra galaxia.
Un legado de descubrimientos
Los datos recopilados por Gaia han sido fundamentales para numerosos estudios científicos, desde la formación de estrellas hasta la identificación de asteroides. En los últimos años, muchos descubrimientos notables han surgido a partir de su información, como la posibilidad de que la Vía Láctea evite una colisión con Andrómeda y el hallazgo de los primeros bloques de construcción de nuestra galaxia.
La razón de su jubilación es sencilla: se ha agotado su combustible. Sin embargo, su misión ha superado las expectativas iniciales, que predecían una duración de cinco años. Ahora, Gaia pasará su retiro en un lugar seguro, minimizando el riesgo de interferir con futuras misiones espaciales.
A pesar de su desactivación, las revelaciones de Gaia no han terminado. Menos de la mitad de los datos recolectados han sido analizados. Esto significa que, aunque la nave esté inactiva, su contribución a la ciencia continuará en los próximos años.
Considerado el proyecto más exitoso de la ESA, Gaia ha demostrado que la agencia europea puede brillar en el ámbito de la astronomía, incluso frente a potencias espaciales más conocidas como la NASA o la CNSA. Como parte de su despedida, el equipo que trabajó en este ambicioso proyecto dejó mensajes emotivos en el software de la nave, asegurando que el nombre de más de 1.500 colaboradores permanecerá en el espacio por la eternidad.