Las ballenas son mucho más que majestuosos habitantes de los océanos; su existencia es fundamental para el equilibrio de la vida marina. Estos mamíferos gigantes no solo ayudan a secuestrar dióxido de carbono del aire, sino que también regeneran cadenas alimenticias y proporcionan nutrientes a los ecosistemas oceánicos durante años tras su muerte. Hasta ahora, conocíamos el impacto de sus excrementos en el fondo marino, pero un nuevo estudio ha revelado otro aspecto sorprendente: su orina también es vital para el transporte de nutrientes en el océano.
Las ballenas barbadas, conocidas como misticetos, son verdaderos ultramaratonistas en el mundo animal. Realizan migraciones asombrosas para escapar de las aguas heladas, como las jorobadas, que pueden nadar más de 8,000 km desde la Antártida. Durante estas travesías, transportan recursos ricos en nutrientes desde las regiones polares hacia aguas más cálidas y menos nutritivas, y buena parte de estos nutrientes se distribuyen a través de su orina.
Un sistema de transporte natural
Los investigadores han acuñado el término “gran cinta transportadora de ballenas” para describir cómo estas migraciones distribuyen nutrientes en el océano. Aunque las ballenas se alimentan en vastas extensiones, requieren de áreas más confinadas, como aguas costeras, para reproducirse y dar a luz. El estudio analizó varias especies de migrantes, incluyendo la ballena gris (Eschrichtius robustus), la jorobada (Megaptera novaeangliae) y tres especies de ballenas francas (Eubalaena spp.), descubriendo que juntos transportan alrededor de 3,800 toneladas de nitrógeno y 46,000 toneladas de biomasa cada año.
Esto significa que estos gigantes del mar concentran nutrientes en ecosistemas costeros y en pequeños arrecifes de coral, beneficiando enormemente a los entornos locales. Andrew Pershing, oceanógrafo y autor del estudio, señala que los nutrientes provienen de fuera y no de ríos, sino de estos animales migratorios. Esto cambia nuestra perspectiva sobre los ecosistemas oceánicos, mostrando que las ballenas tienen un impacto planetario significativo.
El estudio también destaca que, antes de la caza comercial de ballenas, el transporte de nutrientes podría haber sido al menos tres veces mayor que en la actualidad. Sin estos misticetos, las fuerzas naturales no podrían distribuir los nutrientes de manera tan eficiente como lo hacen hoy.
Joe Roman, biólogo de la Universidad de Vermont, dice que los animales son fundamentales en el movimiento de nutrientes. Por ejemplo, las aves marinas llevan nitrógeno y fósforo del océano a la tierra en sus excrementos, aumentando la densidad de plantas en las islas. Las ballenas son un ejemplo extremo de cómo los animales actúan como el sistema circulatorio del planeta. Proteger a estos magníficos seres es una necesidad urgente.