La historia de la Central Nuclear de Three Mile Island es una de las más impactantes en la industria energética. En 1979, este reactor fue el escenario del peor accidente nuclear en Estados Unidos, un evento que dejó huella en la conciencia colectiva. Sin embargo, a más de cuatro décadas de aquella crisis, el TMI-2, que quedó inoperativo tras el incidente, está a punto de ser reactivado para satisfacer la creciente demanda de energía de los datacenters que impulsan la inteligencia artificial.
La Central Nuclear de Three Mile Island, ubicada en Pensilvania, se convirtió en un símbolo del peligro nuclear después de que su segundo reactor experimentara un sobrecalentamiento catastrófico. Aunque el accidente no resultó en una explosión ni en una liberación masiva de radiación, sí generó un pánico generalizado que afectó drásticamente la percepción de la energía nuclear en el país y en el mundo.
De la tragedia a la energía de IA
En el presente, la compañía Constellation Energy ha vuelto a centrar la atención en esta central al anunciar un contrato con Microsoft. La gigante tecnológica planea comprar toda la energía que produzca el reactor TMI-2, que se reactivará para abastecer sus data centers en varias regiones de EE.UU. La razón detrás de esta decisión es clara: la inteligencia artificial consume cantidades ingentes de energía. Por ejemplo, cada consulta en ChatGPT requiere aproximadamente 2,9 watts/hora, lo que es diez veces más que una búsqueda convencional en Google.
Con la demanda de energía por parte de los datacenters proyectada a duplicarse hasta 2026, las grandes empresas tecnológicas están buscando fuentes de energía confiables y sostenibles. El interés en la energía nuclear ha resurgido, ya que este tipo de energía no emite CO2 y proporciona un suministro constante, lo que la convierte en una opción atractiva frente a la intermitencia de las energías renovables.
Además de Microsoft, empresas como Amazon y Google están explorando el desarrollo de nuevos tipos de reactores nucleares más pequeños y eficientes, conocidos como SMRs (reactores modulares pequeños), que prometen ser más económicos y flexibles.
Pero, ¿qué ocurrió realmente en Three Mile Island en 1979? El accidente fue el resultado de una serie de fallos técnicos y humanos que llevaron a la exposición del núcleo del reactor. A pesar del caos, la respuesta de emergencia evitó una catástrofe mayor, aunque dejó un legado de desconfianza hacia la energía nuclear.
Ahora, tras décadas de estigmas y una caída en la construcción de nuevos reactores, la industria nuclear parece estar resurgiendo gracias a la insaciable demanda de energía que plantea la inteligencia artificial. Con planes para reactivar reactores antiguos y desarrollar nuevas tecnologías, el futuro de la energía nuclear podría ser más brillante de lo que se esperaba.
Sin embargo, la reactivación de Three Mile Island no está exenta de controversia. Grupos locales han expresado su oposición, argumentando que la planta es demasiado antigua y que el riesgo de un nuevo accidente sigue presente. A pesar de esto, las empresas tecnológicas continúan su búsqueda de energía limpia y segura para poder sostener sus operaciones en un mundo cada vez más dependiente de la IA.